Es el principio de los años 90, el icono del pop Madonna y los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana aún se tienen que conocer. Contado en exclusiva por el diseñador Stefano Gabbana, descubrimos exactamente cómo se conocieron.
El primer concierto de Madonna al que fuimos fué el 13 de Julio de 1990 en Turín, Italia. Domenico y yo teníamos asientos cerca del escenario. Madonna estaba en la etapa europea de su gira Blond Ambition Tour. Estábamos enamorados de ella en ese momento. Siempre lo hemos estado. Fue ese período icónico del exceso y la provocación que simbolizaban sus conciertos. Mientras Madonna cantaba y bailaba, moviéndose en sincronización con los bailarines en el escenario, nos pareció que estábamos soñando con los ojos abiertos.
Nos preguntamos a nosotros mismos si alguna vez vestiría de Dolce & Gabbana y si tendríamos la oportunidad de expresar nuestra admiración por ella en persona, hacerle saber cómo inspira y expresar la gratitud que todos los fans sienten cuando conocen a su ídolo... nuestro ídolo (una palabra exagerada, lo sé, pero creo que es la correcta, ¡en lo que a Madonna se refiere!). El concierto terminó, nos golpeó la realidad y volvimos a Milán.
El verano llegó y pasó, y un día en Septiembre, mientras preparábamos nuestra colección de moda femenina para la próxima semana de la moda, nuestra oficina de prensa recibió una página del International Herald Tribune con una foto de Madonna. Ella estaba en París, vestida con un vestido jersey, sujetador, y chaqueta bordada, todo en negro y todo de Dolce & Gabbana. Estábamos increíblemente emocionados, Domenico y yo aún consideramos este momento como uno de los más intensos de nuestra carrera. Parecía un regalo afortunado para dos fans de Madonna, y no podíamos pedir más.
Después de unas semanas, sucedió algo más que nos convenció de que no podíamos pretender ser simplemente unos "afortunados fans" más. Su película "En la Cama Con Madonna" tuvo su estreno y ella llegó al completo de Dolce & Gabbana, con un body negro, tirantes y chaqueta. La prensa mundial se volvió loca sobre el look y empezó a preguntarle por qué decidió llevar D&G. Un periódico publicó una imagen de Madonna vestida de Dolce & Gabbana con la imagen de la pasarela junto a ella. Se creó una explosión de atención mundial y de inmediato se identificó la emergente relación entre Madonna y nosotros. En este punto, no era algo a lo que pudiéramos dar la espalda. En un intento de mantener nuestras emociones con tacto, dimos el paso y le preguntamos a Madonna si le gustaría que nos conociéramos. Madonna respondió pidiendo una reunión en Nueva York.
La cita era para cenar en Manhattan en un restaurante italiano a las 17 h., entre la 6ª y la 7ª. Llegamos temprano, las piernas nos temblaban, y estábamos muy nerviosos. En esa época todavía se podía fumar dentro de los restaurantes, y debí haberme fumado medio paquete de cigarrillos mientras esperaba. Madonna llegó justo a tiempo. Ella estaba en el set de la película Dick Tracy por aquel entonces, y llegó vestida como un hombre maquillada como Marlene Dietrich.
Fué dulce y amable, y de inmediato nos hizo sentir a gusto,nos dijo lo mucho que amaba nuestro trabajo, cómo amaba Italia, y que era originaria de Abruzzo. Tenía curiosidad por saber más acerca de nuestra carrera, la forma en que habíamos empezado, cómo trabajábamos, de dónde obteníamos la inspiración, las mujeres de Sicilia, la dolce vita, la cultura pop y la era de los años ochenta, que acababa de terminar.
No ocultamos nuestra admiración por ella ni por un minuto, sentimos una amabilidad recíproca, y muy pronto el almuerzo se convirtió en uno entre amigos, lleno de bromas irónicas y elogios. La admirábamos más de lo que creíamos posible como fans. Nos sentíamos como los fans más afortunados en el mundo. Habíamos conocido a una persona maravillosa, y sobre todo, a una nueva amiga.
Dos años después, en 1993, Domenico Dolce y Stefano Gabbana diseñaron el vestuario de Madonna para su gira "The Girlie Show". En los próximos años, los diseñadores volverían a trabajar con Madonna en numerosas ocasiones.
La relación entre el icono del pop y los diseñadores se ha desarrollado hacia una amistad privada